Rehusarse a Matar: Declaraciones de Objetores de Conciencia

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Natalia García (ES)

 

Con ocasión del Día Internacional de la Objeción de Conciencia, compartimos las voces de objetoras y  objetores de conciencia de todo el mundo: individuos que se han opuesto a la guerra y al militarismo al negarse a servir en las fuerzas armadas. Estas declaraciones, recopiladas de diversos países y contextos, reflejan la convicción y la resiliencia de quienes eligen la paz sobre la violencia. En tiempos de conflicto continuo y creciente militarización, sus palabras nos recuerdan el poder de la objeción de conciencia y la importancia de proteger el derecho a negarse a matar.

Inan Mayis Aru (Turquía)

Me llamo İnan Mayıs Aru. Soy un objetor de conciencia de Turquía. Declaré mi negativa al servicio militar en 2008, no solo como una decisión personal, sino como una postura política contra las estructuras militaristas, nacionalistas y patriarcales que dominan la vida en Turquía.

Turquía no reconoce legalmente la objeción de conciencia. Quienes nos negamos a combatir somos sometidos a lo que se denomina “muerte civil”. Se nos niega el empleo legal, el derecho al voto y el acceso a servicios básicos como la seguridad social y el seguro de salud. Enfrentamos procesos judiciales repetidos y vivimos bajo constante amenaza legal. He sido procesado en múltiples ocasiones, sentenciado, multado y puesto en libertad condicional, simplemente por actuar conforme a mi conciencia.

A pesar de haber apelado al Tribunal Constitucional en 2017, aún no se ha emitido una sentencia. Este retraso bloquea mi derecho a apelar al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, silenciando efectivamente el recurso legal. Muchos objetores son empujados a la pobreza o forzados al exilio, y aun así enfrentan nuevos desafíos, ya que muchos países aún no reconocen la objeción de conciencia como un motivo válido para solicitar asilo.

Desde Palestina hasta Birmania, desde Ucrania hasta Sudán, las guerras continúan destruyendo vidas, culturas y futuros. Nos solidarizamos con todas y todos los afectados por los horrores del militarismo en sus tierras. La objeción de conciencia no es solo un derecho personal; es un acto global de resistencia contra la guerra.

El mensaje es claro: Di no a la violencia organizada, y sí a la justicia, la dignidad y la paz.

Gracias por estar con nosotros.

Netiwit Chotiphatphaisal (Tailandia)

Me llamo Netiwit Chotiphatphaisal. Soy un objetor de conciencia de Tailandia.

En mi país, el servicio militar obligatorio aún se aplica. Se espera que los jóvenes entreguen sus cuerpos al estado, pero yo he elegido otro camino.

Me negué al servicio militar no por miedo, sino por convicción. Rechazo la idea de que la paz debe lograrse a través de la violencia, de que la obediencia es más importante que la conciencia.

Los valores militaristas impregnan la sociedad tailandesa, no solo en los cuarteles, sino también en nuestras aulas, en nuestra política, en cómo se enseña a los jóvenes a pensar y expresarse. Estos valores dificultan la verdadera educación, la democracia y la libertad de expresión.

Nuestro objetivo es resistir esa mentalidad y, en su lugar, decimos: nuestras vidas no deben ser herramientas de guerra, nuestras mentes no deben ser moldeadas por el miedo.

En este Día Internacional de la Objeción de Conciencia, me solidarizo con las y los objetores de todo el mundo: aquellos que se niegan a matar, aquellos que eligen la compasión sobre la conformidad. Nuestra postura puede ser solitaria, incluso peligrosa, PERO también es necesaria.

Porque la objeción de conciencia no es debilidad. Es fortaleza. Y puede ser aún la semilla de un mundo más justo y pacífico.

Kim Minhyung (Corea del Sur)

Hola. Soy Kim Minhyung, un objetor de conciencia de Corea del Sur.

Hoy, en el Día Internacional de los Objetores de Conciencia, estamos aquí para compartir nuestros corazones por la paz y los derechos humanos. La situación de ley marcial que ocurrió en Corea del Sur en diciembre de 2024 fue un momento significativo para nosotros y nosotras. En ese momento, la resistencia pasiva de los soldados surcoreanos y la resistencia noviolenta de los ciudadanos se convirtieron en la fuerza decisiva para detener la ley marcial. Esto mostró vívidamente el poder que tenemos cuando nos unimos en solidaridad y resistimos juntos.

La objeción de conciencia no es simplemente una elección individual, sino un grito y una acción poderosa por la paz y los derechos humanos. Mantenemos firmemente la creencia de que podemos resolver los problemas a través del diálogo y medios pacíficos, no por la fuerza.

Cuando nuestras voces se reúnen como una sola, pueden crear un eco mayor. Al ser testigos de las valientes actividades de cada una y uno de ustedes en sus respectivos lugares, y de las muchas personas que han continuado silenciosamente sus objeciones de conciencia en Corea del Sur durante mucho tiempo, también pude decidir objetar. Me gustaría agradecer sinceramente a todas y todos ustedes. Continuaré solidarizándome con ustedes en el futuro.

Lo que podemos imaginar, podemos hacerlo realidad. Así que, nunca dejemos de imaginar más paz.

Gracias.

Andrii Konouvalov (Ucrania) 

De una entrevista con Andrii Konovalov, 23 de marzo de 2024, realizada por Rudi Friedrich y Peter Förster de Connection e.V. con sede en Alemania.

En la sociedad ucraniana, actualmente estamos viviendo una gran presión sobre los hombres. Se espera que sean “hombres de verdad”. Hay una presión moral para participar en la guerra, hacer la guerra, defender a tu país. Esto es especialmente cierto para los refugiados de guerra varones. Se considera una traición el hecho de haber abandonado Ucrania.

Si lograron llegar aquí, por supuesto es más fácil simplemente quedarse en silencio. Si huyeron en busca de seguridad, lo más importante para ellos es poder vivir en paz en Europa. También influye el miedo por sus familias. Temen que sus seres queridos sean presionados si ellos hablan públicamente.

Tengo muchos amigos en Ucrania que están amenazados con el reclutamiento forzado. Casi nadie quiere eso. Hacen lo posible por evitarlo, por no ser llamados. Yo, por ahora, no estoy en esa situación.

Cuando veo la situación en Ucrania, la de algunos de mis amigos, me queda claro que quiero formar parte de un movimiento a favor de la objeción de conciencia. Es evidente lo destructivo que es para una sociedad ser forzada al servicio militar.

...

Para mí es muy importante tener una idea de cómo se desarrollará mi país, en qué forma Ucrania puede existir y desarrollarse de manera sostenible.

Después de dos años de guerra, después de cientos de miles de muertes en ambos lados, está claro que los armamentos, las armas y la guerra no pueden alcanzar los objetivos de los políticos militaristas. El diálogo es la única alternativa. Tendrá que ser un diálogo con compromisos, con voluntad de ceder. Esa es la única forma de mejorar la situación y crear seguridad. Lo que hoy nos presentan como “sin alternativa” —la guerra— ha demostrado ser ineficaz.

Lea la entrevista completa aquí.

Declaración de estudiantes de secundaria (Israel)

Desde la cuna hasta el jardín de niños, cada niño en Israel sabe exactamente cuál será el rumbo de su vida temprana: escuela, servicio militar y recién entonces salir al “mundo real”. ¿Por qué portar un arma se trata como otra materia más en la escuela? El enlistamiento no es solo otra etapa de la vida, sino una decisión significativa con un inmenso peso personal y político.

¿A qué intereses y políticas estamos sirviendo cuando nos enlistamos al ejército?

Desde que empezó la guerra, nos han dicho que luchamos por la supervivencia, que no hay otra opción más que atacar. Nos aseguran que la solución militar traerá de regreso a los rehenes y garantizará nuestra seguridad, y que no existe alternativa. Pero después de más de un año y medio de guerra, entendemos que la narrativa que el Estado nos ha vendido no es más que una ilusión. Detrás de la promesa de “aniquilar a Hamas”, el gobierno ha llevado a cabo una campaña sin sentido de venganza contra el pueblo palestino que no se ha detenido ni un solo momento.

La realidad demuestra que, contrario a lo prometido por el gobierno, la guerra solo ha traído destrucción a ambos lados. Hasta ahora, al menos 50,000 personas han muerto en Gaza, el 70% de ellas mujeres y niños; las y los rehenes están siendo asesinadas y asesinados en cautiverio mientras hay una propuesta de acuerdo sobre la mesa; decenas de miles de personas palestinas han sido desplazados de sus hogares en Cisjordania, y más de 800 soldados israelíes han muerto en combate. Mientras se propone un acuerdo que incluye el regreso de todos los rehenes y un cese permanente del fuego, el gobierno se ocupa de matar y planear asentamientos futuros. Está claro que la máxima prioridad de esta campaña militar es la ocupación y el asesinato del pueblo palestino, por encima de nuestra seguridad, por encima de cualquier esperanza de solución diplomática, y por encima de la paz. Esta no es la voluntad del pueblo, entonces ¿por qué debemos seguir enlistándonos?

Una y otra vez somos testigos de la deshumanización y la violencia diaria contra el pueblo palestino: campañas, guerras y redadas sin solución a la vista. Solo unos kilómetros separan nuestro mundo de uno en el que adolescentes son arrancados de sus hogares destruidos y enviados a campos de desplazamiento que también son bombardeados. Sus destinos podrían haber sido los nuestros. Entendemos que la violencia es un ciclo vicioso e interminable, y que resolver el problema significa atender su raíz.

Estamos hartos del estatus quo que ha persistido por 77 años, que no solo nos niega la paz, sino que exige un precio que ningún lado debería pagar.

Ante todo esto, nos negamos a participar en esta hostilidad israelí y por eso declaramos:

No hay una solución militar — nunca la habrá.

Nos negamos a participar en las líneas del frente, en el cuerpo médico, en inteligencia o en oficinas. Nos negamos a ser una pieza más de la máquina que alimenta el derramamiento de sangre. En su lugar, crearemos una realidad de justicia, libertad e igualdad, que sabemos es posible.

Llamamos a cada adolescente a cuestionar lo que cree saber.

¡En nombre del cambio, elegimos rehusarnos — por el bien del cambio!

Lea la declaración en otros idiomas aquí.

‘Sasha’ (Rusia)

Carta de ‘Sasha’, un objetor de conciencia ruso

A continuación, un extracto del testimonio escrito por un joven ruso que llamaremos ‘Sasha’.

“En una fría mañana del 30 de septiembre de 2022, estaba en una estación del metro de Moscú, con el corazón acelerado, mientras dos policías se acercaban. Fijaron la mirada en mí y me pidieron mis documentos. Iba a ser llevado a una estación de policía para una 'verificación de documentos', pero yo sabía lo que significaba: mi nombre estaba en la lista de reclutamiento, y la vida que conocía se desvanecía, atrapada por el implacable sistema del que ya no podía escapar.

Lo que siguió fueron horas de terror. Me llevaron al centro de movilización, rodeado de policías, sin posibilidad de escapar. Antes de darme cuenta, ya estaba en un autobús lleno de reclutas, rumbo a lo desconocido. Una vez en el centro de entrenamiento, me negué a aceptar mi situación. Intenté apelar la decisión de mi movilización, con la esperanza de que me otorgaran un servicio civil alternativo. Presenté una solicitud formal, pero fue ignorada. A pesar de mis esfuerzos, fui enviado al frente.

Desde joven comprendí el poder de la bondad y cómo puede transformar no solo a los demás, sino también a uno mismo. Como adolescente, los documentales sobre la Segunda Guerra Mundial me afectaron profundamente. Me prometí nunca dañar intencionalmente a nadie, y siempre ayudar a quien lo necesitara.

Incluso durante el despliegue, traté de aferrarme a mis creencias. Estaba rodeado de brutalidad, opresión e injusticia, pero me negué a formar parte de ello. Ofrecí toda la bondad que pude. Ayudé a quienes pude y los traté con empatía y respeto, incluso cuando todo a mi alrededor parecía oscuramente desesperanzador. Sin embargo, pese a esos pequeños actos de humanidad, la presión mental de ser parte de algo con lo que estaba profundamente en desacuerdo fue insoportable.

Logré escapar. Ahora vivo en Georgia. Las experiencias que viví cambiaron completamente mi vida y mis objetivos. Hoy, me dedico a poner fin a esta guerra injusta y a trabajar por un futuro donde los rusos puedan vivir con libertad y sin miedo ni opresión. Siento una profunda empatía por quienes aún están atrapados en Rusia, obligados a traicionar sus principios morales solo para sobrevivir. Mi esperanza es un futuro en el que ya no haya que elegir entre la conciencia y la supervivencia.”

Su apoyo sería invaluable para mí.

Halil Karapasaoglu (Chipre)

Durante miles de años, los seres humanos han esclavizado a otros seres humanos. Durante miles de años, los poderosos han utilizado a las clases oprimidas para profundizar el hambre, la miseria y la opresión entre los pobres. Desde la tierra hasta el cielo, todo está rodeado de armas.

El ser humano ha olvidado cómo compartir el cielo con los pájaros y la tierra con las hormigas. Las y los objetores de conciencia alrededor del mundo representan la conciencia de la gran humanidad.

Las y los objetores de conciencia llevan el corazón de una perdiz, las manos de un niño asesinado en Palestina, el recuerdo de María, desplazada en Chipre. La objeción de conciencia es la resistencia de una persona ante la opresión. Es desobediencia civil ante el amo. Las y los objetores de conciencia del mundo entero deben unirse con las y los oprimidos de todo el mundo. Nuestra resistencia continuará, desde Espartaco hasta el presente, hasta que el último ser humano sea liberado.

Itamar Greenberg (Israel)

Hola, soy Itamar Greenberg, y me gustaría presentarme brevemente.

Soy un joven judío de 19 años. En agosto pasado, me negué a enlistarme en el ejército. Como resultado de esa negativa, fui condenado a un total de seis meses en prisión militar.

En el Día Internacional de la Objeción de Conciencia, quiero recordarnos una verdad sencilla: incluso frente a estructuras de poder violentas, es posible y necesario resistir sin violencia.

Durante muchos años, el mundo ha sido moldeado por la creencia fija de que la violencia y la guerra son normales, algo con lo que simplemente debemos convivir.

Pero en un mundo justo, no habría necesidad de leyes de guerra, porque solo existiría una ley: la guerra no es una opción. Nada en ella es moral.

La objeción de conciencia no es señal de miedo ni de evasión — es un acto de valentía.

Valentía para decir “no” cuando todos callan. Valentía para romper el ciclo de obediencia. Valentía para imaginar una sociedad diferente — una sin violencia.

Mi negativa a servir es una decisión moral, pero también es una decisión política.

Es una declaración: podemos y debemos luchar por el cambio sin tomar las armas. Precisamente negándonos a tomarlas.

La resistencia noviolenta es urgentemente necesaria en todo el mundo — y especialmente aquí, frente a la ocupación militar y el genocidio en curso en Gaza.

Para mí, esta negativa es parte de un camino más amplio hacia el humanismo — el mismo camino que me llevó a adoptar el veganismo y a dedicar mi vida a la lucha por la justicia y los derechos humanos.

Así que hoy, no solo estoy marcando una elección personal.

Estoy alzando mi voz junto a la de todas y todos los objetores de conciencia del mundo:

Desmantelamos la cultura de la violencia.

Construyamos una cultura arraigada en la compasión, el coraje y el cuidado.

Reclamemos nuestras voces — y usémoslas para elegir un futuro diferente.

Objetores del mundo, únanse.

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