El Servicio Militar Nacional en Eritrea : “la esclavitud con otro nombre”

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Selam Kidane

Para una serie de historias de mujeres forzadas a realizar el servicio militar, ver "Extraña es la historia eritrea; más lo es la historia de la mujer eritrea”

El Servicio Militar Nacional Eritreo: desde mediados del 2000, casi todos los informes sobre Eritrea han denunciado constantemente que las condiciones sobre derechos humanos se han deteriorado drásticamente. Se han violado casi todos los derechos humanos básicos y el servicio militar indefinido, las torturas y las detenciones arbitrarias han hecho imposible que muchos europeos se queden en su país. Miles de eritreo huyen el país cada mes, a menudo corriendo riesgos inimaginables debido a la política del gobierno y a los contrabandistas y traficantes que se aprovechan al máximo de las atrocidades cometidas en Eritrea.

En Eritrea, el servicio militar obligatorio dentro del “servicio nacional” es obligatorio para todos los hombres y mujeres solteras de entre 18 y 50 años. Aunque la ley limita el servicio nacional a 18 meses, en general, la desmovilización general no ha tenido lugar desde la guerra fronteriza con Etiopía en 1998. En circunstancias excepcionales, se ha desmovilizado a un soldado conscripto únicamente de forma extraoficial (a menudo por medio de contactos personales).

Puesto que el último año de instituto sólo puede cursarse en el Centro de Entrenamiento para el Servicio Militar, niños de tan sólo 16 pueden ser reclutados. Durante las reuniones dirigidas a potenciales desertores y prófugos, niños menores de 18 años han sido reclutados, entrenados y desplegados para el servicio del servicio militar nacional. Muchos reclutas han declarado haber estado sujetos a violencia o a maltrato por una supuesta resistencia o después de un intento fallido de huida. Aunque muchas mujeres se muestran indecisas a la hora de denunciarlo, los reclutas manifiestan que es bien sabido que muchas mujeres están sometidas a violencia sexual por parte de los comandantes.

Dado que los reclutas no son actualmente requeridos para el servicio militar activo, la mayor parte de su tiempo la dedican a lo que el gobierno denomina “actividades de desarrollo” bajo un plan conocido como Warsay Yikealo Development Campaign. Principalmente, consiste en trabajos forzados en la construcción y en la agricultura, incluyendo el trabajo para empresas de construcción propiedad del partido dominante en el gobierno e incluso personas vinculadas a éste. Los conscriptos reciben 15$ al mes y tienen que pagarse aparte la comida y la subsistencia.

Inevitablemente, el efecto red del estado actual del sSelam Kidane

Para una serie de historias de mujeres forzadas a realizar el servicio militar, ver "Extraña es la historia eritrea; más lo es la historia de la mujer eritrea”

El Servicio Militar Nacional Eritreo: desde mediados del 2000, casi todos los informes sobre Eritrea han denunciado constantemente que las condiciones sobre derechos humanos se han deteriorado drásticamente. Se han violado casi todos los derechos humanos básicos y el servicio militar indefinido, las torturas y las detenciones arbitrarias han hecho imposible que muchos europeos se queden en su país. Miles de eritreo huyen el país cada mes, a menudo corriendo riesgos inimaginables debido a la política del gobierno y a los contrabandistas y traficantes que se aprovechan al máximo de las atrocidades cometidas en Eritrea.

En Eritrea, el servicio militar obligatorio dentro del “servicio nacional” es obligatorio para todos los hombres y mujeres solteras de entre 18 y 50 años. Aunque la ley limita el servicio nacional a 18 meses, en general, la desmovilización general no ha tenido lugar desde la guerra fronteriza con Etiopía en 1998. En circunstancias excepcionales, se ha desmovilizado a un soldado conscripto únicamente de forma extraoficial (a menudo por medio de contactos personales).

Puesto que el último año de instituto sólo puede cursarse en el Centro de Entrenamiento para el Servicio Militar, niños de tan sólo 16 pueden ser reclutados. Durante las reuniones dirigidas a potenciales desertores y prófugos, niños menores de 18 años han sido reclutados, entrenados y desplegados para el servicio del servicio militar nacional. Muchos reclutas han declarado haber estado sujetos a violencia o a maltrato por una supuesta resistencia o después de un intento fallido de huida. Aunque muchas mujeres se muestran indecisas a la hora de denunciarlo, los reclutas manifiestan que es bien sabido que muchas mujeres están sometidas a violencia sexual por parteervicio nacional de Eritrea ha ido en detrimento de los reclutas, sus familias, comunidades y, básicamente, de Eritrea. La salida sin precedentes de refugiados y especialmente la naturaleza de las jornadas han tenido también consecuencias en toda la región y más allá de ésta, puesto que el número de refugiados en situación de vulnerabilidad continúa creciendo en espiral.

Dada la duración y la naturaleza del servicio nacional, el patriotismo y el sentido del deber ya no son factores que lo sustentan. EL régimen utiliza la fuerza que, a menudo, es brutal, para capturar a jóvenes y reclutarles para el servicio nacional y colocarles en zonas remotas del país, lejos de sus familias con poco o nada de descanso durante años. Aquellos que intentan huir sin éxito, son detenidos y severamente castigados, a menudo mediante métodos que sólo pueden describirse como tortura. Muchos ex reclutas han declarado que abandonaron el país después de varios episodios de golpes y maltratos llevados a cabo por los regimientos en las diversas instalaciones de detención. Los centros de entrenamiento de Sawa, Kiloma y Wia tienen algunas de las instalaciones de detención más notorias. Los reclutas del Servicio Nacional dijeron también que los mantuvieron en las instalaciones de la isla de Dahlak. Muchos reclutas murieron durante esos castigos o posteriormente como consecuencia de las heridas sufridas.

Es necesario que los reclutas estén acostumbrados al trabajo duro, a menudo bajo un clima hostil en las instalaciones de entrenamiento y en las áreas de despliegue, sin provisiones. Esto hace que, a menudo, muchos reclusos caigan enfermos; y aquéllos con enfermedades preexistentes son incluso más vulnerables al deterioro de la salud. Las zonas de entrenamiento y despliegue están extremadamente mal equipadas para atender el gran volumen de enfermos. Desde que una de las maneras de desmovilización “oficial” es el maltrato, las autoridades tienden a responder de forma negativa a estas peticiones de atención médica; como resultado, muchos han muerto innecesariamente o han contraído enfermedades graves. Muchos huyeron para salvarse de una muerte innecesaria o de una enfermedad.

De la cuna a la tumba: Hace poco, el régimen empezó también un programa de rearme y de entrenamiento de los más veteranos (hasta los 75 años) para “obligaciones” en sus respectivas áreas. Es obligatorio que estas personas se dirijan a sus respectivas administraciones locales, que son las que les envían a las instalaciones de entrenamiento militar. Después del entrenamiento, son desplegados en sus vecindarios para realizar patrullas nocturnas y también para vigilar las instituciones del gobierno, como los bancos. Debido a su edad ya su debilidad, muchos sufren de mala salud y de problemas emocionales durante el entrenamiento y con las responsabilidades adicionales de su trabajo habitual.

Nivel de militarización: el nivel de militarización en Eritrea ha ido más allá de lo que se considera el máximo nivel de militarización en cualquier situación. De acuerdo al Grupo de Crisis Internacional (ICG, sus siglas en inglés), el nivel que se considera como máximo es el 10% del total de una población determinada. Para Eritrea, no es posible obtener números precisos. Pero unas posibles estimaciones indican que el nivel de militarización ya ha sobrepasado el 25% de la población total. En situaciones como ésta, la sociedad deja de funcionar correctamente.

La militarización no está ni salvaguardando el interés nacional ni dando valiosas experiencias u oportunidades a la gente joven que sirve en el ejército. Al contrario, ha sido perjudicial para Eritrea y todos los eritreos. El servicio nacional indefinido es la causa principal de la crisis de los refugiados eritreos, que incluye el tráfico de personas y arriesgadas travesías por el Mediterráneo.

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