Ellas nos hacen falta: campaña contra los feminicidios en Cali
Colectiva Reparando Ausencias
“Ellas nos hacen falta Porque se prepararon para amar, se pusieron bonitas, solo querían ser felices a la manera de los cuentos de hadas y no supieron que muchas veces estos terminan en una novela de horror. Porque amaron al prójimo –un prójimo- más que a ellas mismas. Obedecieron el mandato de aguantar, de esperar a que el amor lo cambie, se tomaron en serio el “hasta que la muerte los separe”
El departamento del Valle del Cauca está ubicado en el suroccidente colombiano, concentra el 10% de la población nacional, es poseedor de una gran diversidad cultural, étnica y social y es zona receptora de población desplazada por el conflicto armado de los departamentos del Cauca, Nariño, Putumayo y Choco fundamentalmente.
Pese a ser uno de los territorios más cordiales y festivos del país, el Valle del Cauca encabezó durante el año 2015 el listado de departamentos con mayores casos de asesinatos contra las mujeres1
. Dicha situación se ha venido agudizando, pues hasta el mes de septiembre del presente año se reportan 73 mujeres asesinadas en la ciudad de Cali (El País, 2016), capital vallecaucana, siendo el 22% de los casos presuntos feminicidios y 63% en proceso de esclarecimiento.Las cifras y noticias de prensa a diario evidencian la consolidación de una cultura patriarcal que naturaliza, justifica e invisibiliza las violencias contra las mujeres, la cual va en detrimento de las relaciones amorosas, el goce de la sexualidad y la dignidad humana. Se ha desacralizado la vida e instalado lo que la antropóloga Rita Segato llama una “pedagogía de la crueldad”, que insensibiliza a amplios sectores de la sociedad e incluso de la institucionalidad y normaliza las violencias como si fueran inevitables.
Uno de los principales indicadores de esta pedagogía de la crueldad son las violencias de género y su forma más extrema: los feminicidios, entendidos como asesinatos de personas por el hecho de ser mujeres a manos de hombres pareja, expareja de la víctima o desconocido “motivados por odio, desprecio, placer o por creer que las mujeres son de su propiedad, es decir, aludiendo motivaciones sexistas (Lagarde, 1994)
En América Latina cabe resaltar el aporte de la antropóloga Marcela Lagarde, feminista mexicana quien desde una perspectiva crítica introduce un análisis que permite interceptar el concepto feminicidio con género, injusticia económica y racial en el contexto local de Ciudad de Juárez, México. “Dicha resignificación incluye su consideración como un crimen de Estado, generado por la ausencia de programas estatales para garantizarle una vida sin violencia a las mujeres” (Monárrez, 2009).
En el departamento del Valle del Cauca entidades como la Alcaldía de Cali mediante su Observatorio Social (OS), o el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (INMLCF) Regional Valle no cuentan con lineamientos técnicos institucionales para la clasificación de los casos de feminicidios, ni con personal especializado (peritos expertos) en el tema de género.
Un reflejo de esto, es como el OS, hasta el año pasado nombran algunos de los feminicidios erróneamente como crímenes pasionales, reduciendo las implicaciones culturales y relaciones de poder que “le dan un papel especial al uso de la fuerza masculina en las relaciones jerárquicas de género” (Jimeno 2002) y conllevan la perpetración del asesinato de mujeres.
Además del panorama anterior, otros casos en donde no existe relación o vínculo entre las mujeres y sus victimarios, se siguen considerando como homicidios, desconociendo, entre otros, crímenes de mujeres en los que existen motivaciones por asesinato misógino, los cometidos en nombre del honor, los ocurridos en situaciones de conflicto armado, los relacionados con la identidad de género y la orientación sexual, el infanticidio y el feticidio, los relacionados con el origen étnico y la identidad indígena.
También se desconoce información sobre los feminicidios pasivos o indirectos, entre los que se encuentran la muerte de mujeres por abortos inseguros y clandestinos, los ocasionados por prácticas como la mutilación genital, las ocasionadas por el tráfico y trata de mujeres, tráfico de armas, drogas, por las actividades de pandillas, bandas criminales; la muerte de niñas por negligencia, privación de alimentos o maltrato, los actos de omisión de servidores públicos o del Estado, entre otras. (Protocolo Latinoamericano de investigación en feminicidios 2014).
Frente a este panorama emerge la colectiva Reparando Ausencias, como apuesta ciudadana que busca interpelar los imaginarios que justifican, naturalizan e invisibilizan las violencias basadas en género en el ámbito privado, publico e institucional. Tenemos la convicción de que, removiendo este tipo de creencias y prácticas atávicas desde la educación, comunicación y movilización social es posible hacer camino hacia la construcción de relaciones entre hombres y mujeres respetuosas de la vida, dignidad y derechos de las mujeres.
En la colectiva Reparando ausencias confluimos mujeres y hombres activistas que reivindicamos el derecho que tienen las mujeres a una vida libre de violencias, actualmente está conformado por familiares de víctimas de feminicidios, personas que participan en diferentes procesos sociales, políticos, académicos e institucionales en la ciudad.
La colectiva nace en julio de 2015 y a partir de la fecha hemos realizado diferentes actos simbólicos, talleres y encuentros comunitarios para intervenir la ciudad con murales, stencils, performances y acciones directas noviolentas de denuncia y alerta frente al incremento de los hechos de violencia contra mujeres en sectores populares de la ciudad.
Como techo común construimos la campaña “Ellas nos hacen falta” por medio de la cual hemos venido expresando otras formas de interacción e interlocución con la ciudadanía, realizamos seguimiento a los casos de feminicidios ocurridos en la ciudad de Cali y el departamento, circulamos y lideramos campañas de erradicación de las violencias de género a nivel local en aras de hacer público un tema que se oculta al interior de las casas, que se cree exclusivo de la vida en pareja, pero que requiere un abordaje integral como sociedad para lograr cambios estructurales.
Nuestro quehacer convoca a la ciudadanía caleña a establecer diálogos, reflexiones y acciones colectivas frente a la indolencia y ejercicio de poder masculino y patriarcal que destruye la dignidad, cuerpos y vidas de cientos de mujeres anualmente en el departamento. Nos convoca e inspira el artivismo o arte en acción, esa dimensión de la cultura que combina urgencias sociales, símbolos, contenidos y lenguajes poéticos, creativos y artísticos para la movilización social.
Es por ello, que nuestro primer acto simbólico denominado “Bordando las ausencias de mujeres víctimas de feminicidios en Cali” realizado el pasado 13 noviembre de 2015 en un espacio público concurrido por la ciudadanía, tuvo un fuerte componente artístico, simbólico y creativo.
La colectiva convocó a 80 hombres de la ciudad a realizar una práctica que milenariamente ha sido acogida por las manos de mujeres, esta vez ellos tomaron tambor, aguja, hilos y bayadera para bordar con paciencia, concentración y respeto el nombre de una mujer víctima de feminicidio en la ciudad de Cali. Cada hombre bordó con sus manos una historia de vida femenina, el rostro de una de las 80 mujeres asesinadas y ausentes en la ciudad, rememoró para el público circundante un proyecto de vida asesinado por la violencia machista. Ver video en https://www.youtube.com/watch?v=3OjXOI0q17I
Los bordadores estuvieron acompañados por un grupo de 25 mujeres que entregaban a las personas transeúntes las piezas comunicativas orientadoras sobre cómo activar la ruta de atención en casos de feminicidios y compartirles la pertinencia del acto simbólico para la ciudad. De igual manera, adolescentes y jóvenes instalaron la mandala del cambio que invitó a los y las asistentes a transformar las violencias por relaciones amorosas.
Posterior a nuestro acto simbólico, la colectiva ha focalizado su artivismo en lugares emblemáticos de la ciudad de Cali pintando murales, stencils, y camisetas. Junto a colectivas y artistas urbanas se han intervenido muros en los barrios Libertadores (13 de diciembre 2015), Siloé (21 de diciembre de 2015), Potrero Grande (7 de agosto 2016) y Parque de los estudiantes Jovita (10 de septiembre 2016) con mensajes alusivos a los asesinatos de mujeres en la ciudad y la reivindicación de los derechos de las mujeres a una vida libre de violencias.
Igualmente, de la mano con organizaciones sociales de base se han desarrollado talleres con mujeres lideresas, madres de familia, mujeres cabeza de hogar y jóvenes habitantes de barrios populares en los que se evidencian mayores índices de violencias contra las mujeres, para conversar, reflexionar y actuar en torno a las afectaciones físicas, emocionales, psicológicas y sociales que conllevan las violencias vividas en los cuerpos de mujeres empobrecidas de Cali.
Otras acciones de incidencia política en las que hemos participado de manera articulada con el Movimiento Social de Mujeres de la ciudad de Cali, organizaciones feministas y comunidad LGTBI fueron el acto conmemorativo del día internacional de las mujeres frente al edificio de la Alcaldía de Cali el pasado 8 de marzo 2016, para exigirle al gobierno local la implementación real y efectiva de la ruta de atención a las mujeres víctimas de violencia de género, la protección de sus vidas y restitución de sus derechos (Ley 1257 de 2008 y Ley 1761 de 2015 Rosa Elvira Cely), así como, la Marcha por el Reconocimiento a la Diversidad Sexual y de Género Región Pacifico (26 de junio 2016).
Todas estas acciones nos han permitido conocer las diferentes perspectivas de como las mujeres conviven con las múltiples violencias en su vida diaria, su lucha cotidiana por sobrevivir a determinaciones económicas, culturales y sociales, y especialmente ser cómplices y aliadas entrañables en la disputa política por reafirmar sus derechos.
Sin duda alguna como colectiva tenemos muchos retos y transformaciones por lograr, por eso seguiremos en las calles movilizando a sus habitantes, denunciando las injusticias y haciendo duelos colectivos para inmortalizar los nombres e historias de mujeres víctimas de feminicidios en el Valle del Cauca, cantando al unísono “ellas nos hacen falta”.
Encuéntranos en Facebook como Ellas nos hacen falta y en Twitter como @ellashacenfalta
BIBLIOGRAFÍA
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EL PAIS (2016) Violencia contra la mujer sigue preocupado en Cali. 07 de julio 2016. Nota de prensa en http://www.elpais.com.co/elpais/judicial/noticias/continua-preocupacion-cali-por-casos-feminicidio
EL TIEMPO. (2016) Investigan a pareja sentimental de mujer asesinada en Cali. 25 de septiembre 2016. Nota de prensa en http://www.eltiempo.com/colombia/cali/investigan-a-pareja-sentimental-de-mujer-asesinada-en-cali/16710355
FEMENÍAS, María (2009) Poder y violencia sobre el cuerpo de las mujeres. Revista Sociologías, Porto Alegre, año 11, nº 21.
JIMENO, Miriam (2002) crimen pasional: con el corazón en tinieblas”. Serié Antropología, Brasilia.
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LOPEZ, Mario (2003). Noviolencia, política y ética en El poder de la fragilidad: Experiencias en la senda de la noviolencia. Editorial Kimpres Ltda. Pags 135-157.
1 El País, 2016a. En total, durante el 2015 fueron asesinadas 671 mujeres y las zonas con mayor número de casos fueron Valle del Cauca (146), Bogotá (98), Antioquia (77) y Atlántico (30). Ver en http://www.elpais.com.co/elpais/judicial/noticias/continua-preocupacion-cali-por-casos-feminicidio
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