Declaracion de Diego Yesid Bosa Rico

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por medio de este escrito hago mi declaración pública como objetor de conciencia, con base en los derechos que me confiere la constitución y en particular el consagrado en el artículo 18, que establece mi derecho fundamental a la libertad de conciencia. Este y otros derechos, que en principio mi madre mencionó en las peticiones pertinentes ante las autoridades de reclutamiento respectivas.

Me declaro objetor de conciencia, ratificando las razones de conciencia, que han sido y son el producto de una vida de formación en principios de amor, Noviolencia y respeto profundo por la vida propia y ajena y del entorno mismo.

L a violencia sólo genera mal, por eso no quiero hacer ejercicio de ella en ninguna de sus formas, ni bajo el reclutamiento de ningún ejército legal o ilegal, puesto que todos dicen buscar la paz y la justicia, pero bajo el fuego cruzado de sus armas se apaga la vida de muchos seres humanos indiscriminadamente y con ellos se apaga la esperanza de un futuro mejor.

No me parece justo que luego de terminar mi bachillerato, me vea obligado a tomar armas en mis manos y se me obligue a prescindir de la razón, pues de algo estoy seguro y es que las causas justas no se defienden con armas y toda guerra o uso de la violencia en cualquiera de sus formas genera más desigualdad, más pobreza y por ende más injusticia. Las armas no conducen a nada bueno, no se pueden usar para buscar el bien común, pues terminan creando sólo caos, dolor, frustración y muerte.

Díganme por favor ¿Qué justicia hay cuando mi familia me forma en valores y principios de Noviolencia y amor al prójimo y me reclutan para hacer parte de una institución que me obliga a desnudarme de todos mis procesos de formación para introyectar a través de repeticiones interminables, oraciones al odio como principio y al fusil como medio para ejercerlo?

“No mataras” mandamiento supremo de Noviolencia, que me indica que la vida es un derecho sagrado, sobre el cual ningún ser humano tiene poder. ¿A partir de qué principios, se puede comprender el afán de crear máquinas para matar y no destinar todos los esfuerzos a cultivar los valores y la razón?

Aquí me dicen que debemos prepararnos para ayudar a resolver los problemas del país, pero considero que yo no necesito un fusil para prestar un servicio y menos en zona de combate. Si, me quiero preparar, pero estudiando medicina o derecho para servir a través de estas disciplinas, salvando vidas o defendiendo los derechos de las personas que lo necesitan. De hecho siempre he rechazado los juegos violentos, aquellos que invitan a desarrollar todo tipo de estrategias de eliminación y he optado por juegos en los cuales haya lugar para la razón, la lógica y la convivencia.

Me dicen también que dentro de esta institución no obligan a nadie a transgredir sus principios, sin embargo, todos los días me obligan a repetir que “necesitamos mantener nuestro odio para convertirlo en una fría, violenta y eficaz máquina de matar”.

Me siento agredido, yo no debo estar aquí, debería estar ayudando a mi familia y estudiando para poder prestar un servicio de verdad a quienes lo necesitan, a quienes por efecto de la violencia y de la destinación de altos presupuestos para ejercerla, cada vez estamos más empobrecidos y carentes de oportunidades.

Objeto a las presiones que las autoridades de reclutamiento han ejercido hasta ahora en forma verbal para que renuncie a mis derechos firmando la aceptación del reclutamiento en la modalidad de regular, siendo bachiller.

Hago públicos mis principios de conciencia, pues aunque creo que nuestro país sí requiere de un servicio, éste debe estar alejado de una obligación de carácter militar; un servicio que contribuya a reducir las enormes diferencias sociales que existen actualmente en nuestro país, pero desde un accionar noviolento. Los jóvenes como yo, necesitamos garantías para el ejercicio de nuestros derechos, de nuestros valores, de nuestros principios para la reivindicación de la vida y la construcción de futuro.

Me declaro objetor de conciencia públicamente ante todos ustedes, puesto que siempre lo he sido, pero ahora me veo obligado a hacerlo desde el interior de un batallón, por cuanto me negaron la posibilidad de hacerlo en el marco del debido proceso para definir mi situación militar y por ende, la única posibilidad que tenía de argumentar y exponer mis razones.

Hoy expongo públicamente mis razones, mis principios ante ustedes para que sean testigos de ellos, pues así como me he negado a muchas prácticas incoherentes a través de la vida y me he negado a prácticas dentro de este batallón, me seguiré negando y no voy a tomar las armas. Muy seguramente si no se respetan mis derechos, también serán testigos de una muerte en estado de indefensión total, sólo por el hecho de ser coherente con lo que me dicta mi conciencia.

Pase lo que pase no permitiré que me arrebaten mis principios de conciencia, mis derechos, pues todo esto hace parte de mi construcción de vida y esta última es un regalo de Dios, y sólo la pongo a disposición para defender la vida en todas sus formas, pero sin hacer uso de la violencia.

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