Editorial: Militarismo de Estado: militarización más allá de las Fuerzas Armadas.

Hannah Brock

En la oficina, las alertas diarias de los medios nos envían noticias sobre objetores de conciencia, niños soldados, activistas de paz y acciones directas no violentas alrededor del mundo. Un día, fue noticia que en Birmingham – la segunda ciudad más grande de Inglaterra – soldados de la “Policía Militar Real” (también llamados boinas rojas) estaban “manteniendo la seguridad en las discotecas” del centro de la ciudad. Esto significa, arrestar a soldados en sus salidas de noche y dar “arresto ciudadano” a civiles que ellos pensaban que estaban violando la ley.

El artículo de la policía de West Midlands terminaba así: “Estos se suman a la diversidad de la zona y a la gente les encanta ver a nuestras tropas. Igual que la canción “All nice girls love a sailor” (Todas las chicas guapas aman a un marinero), en este caso ¡todas las chicas guapas aman a un boina roja!”. Nos preguntamos si una acción directa de arrestar estos “boinas rojas”, los cuáles arrestan ciudadanos, sería una noche divertida...

Quizás inevitablemente, muchos de los artículos en esta edición son sobre militarización policial. Ya sea en el sur de África (artículos de Laura Pollecut), Gran Bretaña (artículos de Betsy Barkas), Turquía (escritos por un nuevo miembro de WRI´s, Semih Sapmaz) o Estados Unidos (piezas de la liga de resistentes a la guerra Ali Issa and Tara Tabassi), las fuerzas policiales son una forma de control social. Se prestan a ser arrastrados a lo largo de un espectro de violencia y militarización hacia una brutalidad más visible e inmediata, basándose normalmente en sentirse privilegiados de amenazar a otros con su poder. El punto fuerte de las Fuerzas policiales es la coacción (ya sea mediante violencia directa, contención o amenaza de castigo): para mantener a la gente a raya, para bien o para mal.

Otros artículos en esta edición del Fusil roto muestran la militarización infiltrada en las funciones de Estado mucho más allá de las Fuerzas Armadas o la policía: tenemos a Cesar Padilla en la militarización de la industria extractiva de América Latina, Prasanna Ratnayake en la militarización en Sri Lanka durante los últimos diez años, y Maren Matovani (de “Stop the Wall”) y Henrique Sanchez (de MOPAT- Movimiento Palestina para Tod@s) en los servicios de “seguridad” proporcionados por las compañías israelitas en todo el mundo. Frances Guy comparte experiencias de su trabajo en Irak después de la invasión del 2003, centrándose en las relaciones entre el reparto de asistencia humanitaria (a menudo creado militarmente) después de las crisis y “seguridad” y “defensa”.

No se puede poner control a la lógica en la que el militarismo se basa – control mediante la violencia, uniformidad jerárquica, el racismo, patriarcado y nacionalismo que lo hace posible, así como – por supuesto - dependencia de las armas. Esto se extiende al sistema educativo, arquitectura y espacios públicos, cultura y entretenimiento, cuidados de la salud (en definitiva a todo), tal y como esta colección de artículos demuestran. Y por supuesto que “mantener el control “del militarismo no es en absoluto el objetivo. La mentira de que la existencia de las Fuerzas Armadas nos protege y nos previene de tener que tomar las armas por nosotros mismos (básicamente limitando el militarismo, confinándolo a un pequeño “grupo de hermanos”, para que el resto podamos ocuparnos de nuestros asuntos no militarizados) es igualmente generalizado y ridículo.

En los medios sociales, tratamos de destacar estos casos de militarismo en todo el mundo usando #EverydayMilitarism. Ver algo como cotidiano nos impide percibirlo o rechazarlo. Como pez en el agua, no se siente el peso. Con nuestro trabajo sobre la militarización juvenil estamos cortando las formas de exponer a la gente joven al militarismo desde muy temprano, y haciendo por evitar esto. Visita aquí nuestra página web para conocer más.

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