Volver al indice
Andreas Speck
El ejército utiliza el tema de la igualdad en sus campañas de reclutamiento, a menudo dirigidas a los jóvenes. Dado que son más numerosos los jóvenes que se topan con estas campañas de reclutamiento que los que se alistan en las fuerzas armadas, el efecto de esta forma de presentar las cosas es amplio. Escribo esto desde el punto de vista de un hombre gay que, a pesar de no estar muy involucrado en el movimiento queer, me identifico más con los conceptos queer que con la identidad gay. Esto se debe, en parte, a mi propia experiencia con la comunidad gay, en la que el deseo de ser “normal” y “aceptado” es común: esto implica aceptar nuestra sociedad militarista tal y como es. Como antimilitarista, anarquista y feminista, a menudo me siento incómodo con esto.
Sin embargo, a veces tengo la sensación de que el movimiento antimilitarista no acoge muy bien a las personas queer, y a pesar de que no he experimentado una homofobia abierta, creo que existe una suposición –al menos por parte de los hombres– de que uno es hétero. La sexualidad no se considera un aspecto importante en la lucha contra el militarismo, pero yo sí creo que lo es.