OXI (NO)

Escribo esto cuando los resultados del referéndum griego sobre el programa de rescate financiero propuesto por la Troika (Unión Europea, Fondo Monetario Internacional y Banco Central Europeo) están en titulares de periódicos y boletines (julio de 2015). Puede parecer que el resonante NO (OXI) a la austeridad que trajeron los resultados del referéndum están separados de alguna manera de las preocupaciones de este asunto a ser leído –y aun así no lo está, de muchas maneras.

En primer lugar, aunque el referéndum fue enmarcado a menudo como una manera de reafirmar la soberanía griega y los principios democráticos contra las imposiciones de un orden europeo con motivaciones financieras, las afirmaciones políticas vinculadas con la campaña del NO (OXI) dijeron poco que sobre migrantes y la militarización de las fronteras griegas. Ciertamente, la plataforma contra la austeridad del gobierno de Tsipras se apoya en una coalición entre su propio partido, Syriza, y ANEL (Griegos Independientes), partido de la derecha del espectro político, que defiende una reducción de la cantidad de migrantes a ser recibidos en suelo griego. El mismo Syriza dijo poco sobre migración, además de pedir un aumento en la redistribución de migrantes que llegaron a Grecia entre los miembros de la Unión Europea. Claramente, la crisis financiera puede haber colocado a la austeridad y las negociaciones con la Troika como punto principal de la agenda. Sin embargo, el punto es: ¿podemos decir NO a la austeridad dentro de Europa sin vincular este "no" con el otro lado de la moneda, es decir, con lo que ocurre fuera de Europa o en sus fronteras? ¿Podemos decir NO al neoliberalismo sin decir, a la vez, NO a muertes relacionadas con la frontera?

 Grecia ha estado en la primera línea de la reciente “emergencia migratoria” en el Mediterráneo, con más de 50,000 migrantes llegando a sus costas por medios irregulares desde comienzos de 2015 (es decir, desde las elecciones que llevaron a Syriza al poder). Aunque redactadas con una narrativa humanitaria, las respuestas de los países europeos a las desgarradoras escenas de atestados botes no aptos para navegar y los relatos de sus naufragios tuvieron como resultado una (mayor) militarización de su frontera externa, con Grecia en un sitio crucial para implementar estas respuestas. Mar de Poseidón y Tierra de Poseidón son dos de las más de 20 Operaciones FRONTEX “organizadas” por Grecia desde 2006, que tiene como objetivo controlar flujos irregulares de migración hacia el territorio de los Estados Miembros de la Unión Europea con “un deseado efecto de prevención y para enfrentar delitos a través de la frontera”1.

Según la Unión Europea, la vigilancia de las fronteras (léase la militarización) ayuda a salvar vidas2 , y aun así los campos minados fronterizos en el lado griego del río Evros (que delimita la frontera con Turquía3), los ilegales retrocesos en el Mar Egeo y los naufragios que nunca llegan a la costa han convertido a las fronteras griegas en cementerios para miles de personas que intentan buscar una vida mejor lejos de los lugares en donde viven. No se puede individualizar a Grecia en este respecto. Un informe reciente de la Organización Mundial de Migración sugiere que la cantidad de muertes en el Mediterráneo en el periodo de enero al 1 de julio de 2015 asciende a 1,875 (un mil ochocientos setenta y cinco), que hacen un 70% del total de muertes relacionadas con fronteras en todo el mundo en el mismo periodo. Desde el año 2000, más de 30,000 personas han muerto en su intento de llegar a Europa, y más de 40,000 en todo el mundo4. Cercas, muros, drones y diversas técnicas y tecnologías militares se han vuelta la norma en todo el mundo en lo referente a seguridad de fronteras y, en consecuencia, un aspecto concreto de la vida –y la muerte- diaria de los migrantes.

En segundo lugar, aunque los cien millones de euros, más o menos, garantizados y gastados en operaciones FRONTEX cada año, o hasta los USD2,200 millones que, según un informe de Amninstía5, gastó la Unión Europea para garantizar sus fronteras externas entre 2007 y 2013, ciertamente se ven empequeñecidos por los miles de millones de deuda financiera en el corazón de las discusiones entre el gobierno griego y la Troika, este dinero es solamente un indicador que confirma que, aun en tiempos de austeridad, los recursos para operaciones militares no son pocos. ¿Podemos decir NO a que se gaste (¡nuestro!) dinero de esta manera? ¿Podemos decir NO a asignaciones presupuestarias que privilegian la disuasión y la vigilancia antes que la integración y la solidaridad?

Greece-Turkey - Credit: Nikolaj Nielsen
Greece-Turkey - Credit: Nikolaj Nielsen
Por último, instituciones como el FMI no funcionan solamente en Europa. Ciertamente, el Ajuste Estructural que se está negociando actualmente con Grecia ha sido "impuesto" a países en desarrollo durante más de cuatro décadas, con consecuencias devastadoras. La privatización de la tierra, la reducción de provisiones estatales a sus ciudadanos y de subsidios agrícolas y otros, las liquidaciones de bienes nacionales, las concesiones mineras entregadas a corporaciones transnacionales y las muchas otras medidas asociadas con fines neoliberales (en otras palabras, el establecimiento de soberanía del mercado en todos los dominios de la vida social) han perturbado los mecanismos de subsistencia de millones de personas en todo el mundo, y han definido las condiciones materiales que los presionan a que deambulen buscando oportunidades para una vida con dignidad. ¿Podemos decir NO a las recetas de crecimiento económico que han generado tanta pobreza y han aumentado tanto la desigualdad? ¿Podemos decir NO a las guerras en Medio Oriente, Afganistán y en varias regiones en África, que obligan a la gente a dejar sus hogares y buscar refugio en Europa y que, al mismo tiempo, son un testimonio de las responsabilidades históricas y contemporáneas de esos mismos países que les evitan a esas personas (militarizando fronteras) la posibilidad de buscar asilo?

Tristemente, bien podemos contestar NO a todas las preguntas anteriores, pero en realidad nunca nos preguntaron. Y este ni siquiera es el comienzo del problema.

El filósofo Etienne Balibar, entre otros, dice que las fronteras son la precondición no democrática para la democracia. Podemos tener una democracia solamente diferenciando quién está adentro y quién está afuera, y aun así esa elección ha escapado históricamente a todo control democrático. Este es un primer déficit democrático. El segundo déficit democrático se evidencia en las preguntas de líneas arriba, que señalan todas a una serie de decisiones que en su mayoría escapan de nuestro control democrático. Acá yace la contradicción. Nosotros, como una democracia definida no democráticamente, debemos esforzarnos por generar decisiones sobre austeridad financiera, asignación de presupuestos, militarización de fronteras, etc., bajo control democrático. Y al hacerlo así, nosotros, actuando como esa democracia, nos arriesgamos simultáneamente a reforzar este primer déficit democrático. La militarización de las fronteras nos salpica esta contradicción en la cara.

***

Al momento de escribir este último párrafo ha transcurrido más de una semana desde el referéndum griego. El sonoro OXI (NO) que expresó no parece haber producido los efectos deseados (o por lo menos los efectos que muchos de los que estamos fuera de Grecia esperábamos) ante las imposiciones de mayores medidas de austeridad, privatización de bienes del estado y reducciones adicionales de provisiones del estado. ¿Es aún posible abordar el segundo déficit democrático sin abordar frontalmente el primero? Creo que de esta pregunta es de donde depende nuestro futuro democrático.

1 http://frontex.europa.eu/operations/archive-of-operations/?host=Greece

2 http://europa.eu/rapid/press-release_IP-13-1199_en.htm

3 Estas minas fueron enterradas en 1974 en la época del alejamiento greco-turco por Chipre.

4 http://missingmigrants.iom.int/

5 http://www.amnesty.ca/sites/default/files/eur_050012014_fortress_europe_...

Paolo Novak enseña en el Departamento de Estudios de Desarrollo en SOAS. Su investigación se refiere a la relación entre migración, frontera y desarrollo, con particular mención a Afganistán/Pakistán, India/Bangladesh y el Mediterráneo. Su investigación aparece en Transnational Legal Theory, Journal of Refugee Studies, Geopolitics, Development in Practice.

 

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