Defexpo India 16 - 19 de Febrero 2008 Exposición Internacional de Sistemas Terrestres y Navales
La fabricación de equipos de defensa ha estado bajo la supervisión del Gobierno desde sus inicios. Las políticas industriales del país habían mantenido la producción de defensa en el sector público desde que se formularon las primeras normativas industriales en 1948. La Ley de industrias (desarrollo y regulación) de 1951, confirió base jurídica a la normativa industrial. Bajo dicha normativa, la industria de defensa, que exigía grandes inversiones, un fuerte apoyo de I+D y que éste fuera del todo fiable dado su carácter crítico, quedaba bajo control del Gobierno en todo momento. Este control era ejercido según la citada Ley de industrias de 1951, que volvía obligatoria la solicitud de licencias. A consecuencia de esta normativa, se creó en el país una gran infraestructura de producción para la defensa, que consistía en 39 fábricas de armamento, 8 empresas públicas de defensa y 50 laboratorios de investigación y desarrollo.
Sin embargo, contrariamente a lo que se suele creer, el sector privado ha desempeñado un papel importante en el sector de la industria para la defensa en forma de subcontratistas e industria complementaria. El sector privado se ha dedicado mayormente a suministrar materias primas, productos semiacabados, piezas y componentes a las empresas públicas de defensa y fábricas de armamento, así como a los talleres del ejército, los hangares de reparaciones de las fuerzas aéreas y los astilleros de la marina. Las empresas públicas de defensa y las fábricas de armamento subcontratan sus necesidades al sector privado (principalmente a las pyme) en un orden del 20-25%. En esta subcontratación, alrededor de un 25% de sus necesidades son cubiertas por pequeñas empresas.
La liberalización económica de 1991 trajo un alto nivel de desregularización y permitió que la industria privada prosperase más rápido.
Tras abrir la producción de defensa al sector privado, la industria ha mostrado un gran interés en este campo. Muchas grandes fábricas han mostrado una clara propensión a invertir en I+D y en infraestructura para desarrollar capacidades en la producción de defensa para asumir el papel de integradores de sistema.
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