Insumisas al Servicio Militar

en
es

Esta declaración fue redactada por un
grupo de mujeres de la red Internacional de Resistentes a la Guerra
(WRI-IRG), y suscrita por las mujeres que asistieron a la conferencia
internacional Mujeres y Militarismo, celebrada del 26 de julio al 1
de agosto de 1980, en Laurieston Hall, Laurieston, Castle Douglas,
Dumfriesshire, Escocia.





Nosotras, activistas comprometidas con
el antimilitarismo y el feminismo, creemos que la insumisión al
servicio militar es el papel que las mujeres deben asumir ante la
militarización de la sociedad.

Consideramos que la guerra y la
violencia han sido la acción masculina, siglo tras siglo, para
resolver conflictos y lograr la paz, y que siempre han fracasado en
este objetivo. El militarismo es la expresión de las estructuras y
la violencia que los hombres han impuesto en la sociedad en
detrimento de todas las personas, y en particular, de las mujeres.

No podemos aceptar el papel social
femenino de ser pasivas, y entendemos que las mujeres deben emerger
como una fuerza crítica que cuestione la estructura imperante, que
está dominada por el militarismo. Sin embargo, no relacionamos
nuestra emancipación con el poder desarrollar el mismo papel que los
hombres, por lo que rechazamos la necesidad de imitarlos. La base
nuestro pacifismo feminista y de nuestro feminismo antimilitarista es
posicionarnos contra la violencia, la explotación y la injusticia.

Como insumisas y activistas de la
noviolencia reconocemos la prolongada lucha que han entablado
mayoritariamente los hombres, contando con el apoyo de las mujeres,
negándose a realizar el servicio militar obligatorio, tanto en
tiempos de paz como de guerra. Consideramos que se trata de una
acción positiva contra el militarismo.

Valoramos los logros legales de la
lucha por la Objeción de Conciencia. En muchos casos, ésta ha
forzado al Estado a tener que establecer legalmente el derecho a que
se pueda realizar un servicio alternativo al servicio militar. A lo
largo de este periodo de desarrollo y reforma también ha existido la
figura del insumiso, tanto en tiempos de guerra como de paz: el
hombre que se niega a someterse a la exigencia del Estado, rechazando
el servicio militar y también el alternativo que ya existe en
algunas naciones.

Respetamos las elecciones de todo el
mundo, sean éstas el aceptar cumplir con el servicio alternativo, o
el voluntariamente optar por la nocooperación total. Sin embargo,
para el caso de las mujeres, entendemos que el tema militarismo es
diferente y que requiere una respuesta radical. Consecuentemente,
urgimos a que las mujeres se comprometan con la insumisión al
ejército y al servicio alternativo, por las siguientes razones:

■ La insumisión como rechazo al
militarismo es una opción política positiva, se encuentre basada en
razones morales, emocionales, políticas o religiosas.

■ Aceptar el servicio alternativo, si
bien indica un rechazo a participar en acciones militares directas,
no transforma ni puede transformar la sociedad autoritaria,
jerárquica y opresora representada y sostenida por el militarismo;
es más, lo consideramos una concesión al gobierno, que socava el
contenido radical de la objeción de conciencia y que se encuentra,
en cualquier caso, asociada a medidas punitivas que consideramos
inaceptables.

■ En la mayoría de los países, a
las mujeres se las recluta para tareas no combatientes (que no
obstante se encuentran bajo directo control militar), y no difieren
apenas del servicio alternativo que realizan algunos hombres hoy en
día (administración, salud…). Cuando las mujeres aceptan estos
puestos, los hombres quedan libres para entrenar intensivamente para
el combate, lo que las pone en la posición de estar apoyando eso
mismo.

■ Aceptar el servicio alternativo
implica aceptar la estructura y el propósito del militarismo, cuando
el hecho es que éste nunca ha sido un instrumento de emancipación
para las mujeres. Los objetores de conciencia han expresado un grado
de consciencia rechazando la ideología tradicional masculina del
ejército. Pero no existe el caso análogo con las mujeres, quienes
permanecen en el acostumbrado papel femenino.

■ Es igualmente probable que las
mujeres sean llamadas a realizar trabajos en la defensa civil, lo que
podría parecerles bien porque supuestamente abordan necesidades
humanitarias y esto encaja con su papel tradicional de cuidadoras.
Rechazamos este papel con la misma determinación, puesto que es una
pieza más de la maquinaria de la guerra y del mito de la defensa
global.

Consecuentemente, no creemos que sea
aceptable la posibilidad de un servicio alternativo para mujeres
objetoras de conciencia. Nosotras no tenemos más alternativa que
rechazar cualquier forma de conscripción militar. No podemos seguir
los pasos de los objetores de conciencia. Aquí y ahora, las mujeres
tenemos que posicionarnos en el rechazo radical, estemos o no
directamente implicadas.

Urgimos, por tanto, a las mujeres a que
muestren su intención de no cooperar con la guerra, dejándole claro
a los gobiernos que su emancipación no tiene relación alguna con el
militarismo, dado que éste sólo sirve para aplastar la iniciativa
individual objeto de nuestra lucha.

Nuestra determinación a concienciar a
las mujeres para que comprendan las implicaciones de todo esto no
parte de que consideremos que las mujeres seamos pacíficas por
naturaleza, sino de que no estamos dispuestas a acatar políticas
que únicamente conducen a la explotación de las personas, a la
violencia y a la guerra
.

Publicado en: Objetoras de conciencia. Antología

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