Declaración del Comité Ejecutivo de la IRG en respuesta al empeoramiento de la situación en Gaza
El Comité Ejecutivo de la IRG pide el fin de toda violencia –tanto los actos de guerra como la violencia estructural de la ocupación y la opresión– y la liberación de todas las personas cautivas, prisioneras políticas y rehenes en ambos lados del conflicto en Israel y Palestina. .
Las atrocidades cometidas en este conflicto en curso no borrarán aquellas que les precedieron ni justifican las atrocidades que siguen. Los crímenes de guerra cometidos por los combatientes de Hamás el 7 de octubre de este año son horribles. Sin embargo, los asesinatos no borraron la memoria de los crímenes de guerra cometidos tanto por el ejército israelí como por varias fuerzas paramilitares en el pasado. Aunque se trata de un acto político deliberado, forma parte de la historia de la actual ocupación de Palestina y de la negación de los derechos humanos y civiles básicos al pueblo palestino en los Territorios Ocupados y en Gaza. De manera similar, el ataque masivo de Israel contra Gaza (así como contra muchas comunidades palestinas en Cisjordania y algunas comunidades en el Líbano), que implica asesinatos y desplazamientos masivos, y que bien puede equivaler a un acto de genocidio, no borra los crímenes de guerra de Hamás. que le sirvió de pretexto.
Todos estos actos, cada uno a su manera inhumana, son crímenes contra la humanidad, al igual que la guerra misma. Todos deben detenerse y ser reemplazados por una solución pacífica y justa que aborde las causas profundas de este conflicto y reconozca la plena humanidad de todas las personas.
Incluso en estos tiempos, y a pesar de muchos intentos de silenciarla, la resistencia noviolenta a la guerra continúa en ambos lados. Reconocemos, recordamos y apoyamos a aquellas personas y grupos que forman parte de esta resistencia, tanto en el territorio del conflicto como en todo el mundo. Su trabajo contra la militarización y la deshumanización del “otro” pueblo es esencial para superar la lógica de la violencia.
Condenamos la complicidad de gobiernos, empresas e instituciones que contribuyen a esta situación violenta, arrojando armas y municiones a la zona de conflicto, así como apoyando la guerra con dinero y bloqueando los esfuerzos diplomáticos para detener los combates.
Condenamos todos los esfuerzos por deslegitimar las formas noviolentas de resistencia y acción política en la región. También hacemos un llamado a todas aquellas personas que deslegitiman y desprecian las alternativas pacifistas, antimilitaristas y noviolentas a la guerra a que presten atención a las voces de las resistentes a la guerra y las objetores de conciencia en la región.
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