Volver al indice

El género es una construcción social de ideas que define los papeles, sistemas de creencia y actitudes, valores y expectativas de los hombres y de las mujeres. Contribuye de una manera muy poderosa a las relaciones de poder, no sólo entre hombres y mujeres, sino dentro de cada colectivo; lo que deriva en muchos problemas sociales. Cada cultura tiene sus propias ideas sobre el género, sobre lo que es propio de hombres y de mujeres. El género no cambia sólo con la cultura sino a través del tiempo e incluso puede variar en una misma cultura en una situación de crisis.

¿Cuál es la diferencia entre género y sexo?

El sexo se refiere a las diferencias biológicas naturales entre hombres y mujeres. A pesar de que muchas de esas diferencias son claras y fijas, incluso algunas diferencias biológicas pueden variar. El género, sin embargo, se construye a base de ideales culturales, sistemas de creencias, imágenes, y expectativas sobre la masculinidad y feminidad en cada sociedad.

¿Cómo se relacionan el género con el poder y la justicia?

En muchas culturas las experiencias y perspectivas de los hombres se toman como norma. El comportamiento heterosexual, masculino, como quiera que se defina, se toma como modelo. El ejercicio de poder, especialmente en público, es visto como masculino. En la mayoría de las culturas se da por supuesto que los hombres son los líderes de la familia, la comunidad y la sociedad mientras que las mujeres son las seguidoras y su apoyo. Estas suposiciones pueden significar que las mujeres y las chicas tienen muy poco que decir sobre las cuestiones que afectan a su vida. También significa que los hombres que no siguen estos papeles tradicionales se enfrentan con la crítica pública. A pesar de todo, como el género es una idea socialmente construida, es posible cuestionar y cambiar algunas nociones opresivas sobre los papeles del hombre y de la mujer. Esto es lo que llamamos justicia de género.

¿Cómo nos afecta el género a cada uno de nosotros?

Desde el momento de nuestro nacimiento nos influyen las construcciones sociales sobre el género. La masculinidad se inyecta en la mentalidad de los niños de muchas maneras. Hay muchas presiones sociales para que nieguen sus sentimientos, para hacerse los fuertes físicamente y probar su valor dominando y compitiendo con otros. El control y el poder sobre los demás y la violencia pueden ser vistos como signos de masculinidad. Semejante socialización mina la dignidad humana de todos. A veces se brutaliza a hombres y jóvenes para prepararlos para el servicio militar. La guerra en sí misma es violencia de género contra los hombres y chicos a los que se obliga a matar.

Las chicas muchas veces son socializadas negando su intelecto, preparándolas para ser buenas oyentes, correctas y obedientes, y probar su valía atendiendo primero a las necesidades de los demás. La aceptación de la injusticia de forma pasiva y silenciosa puede verse como signo de feminidad. Semejante socialización mina la dignidad humana e incita a la persecución. La protección de las mujeres se usa como propaganda para incitar o justificar la guerra. La guerra en sí misma es violencia de género contra las mujeres ya que la violencia sexual se usa como arma de guerra.

¿Por qué los movimientos por las paz deberían tratar la violencia de género?

La perspectiva de género da una visión importante al trabajo por la paz y la justicia. Las ideas de masculinidad y feminidad descansan en las raíces de la violencia y se usan para justificar los conflictos armados. El nivel de violencia contra las mujeres y las jóvenes en tiempo de paz es un indicador importante sobre el nivel de paz y justicia de una sociedad. Las organizaciones de justicia y paz que quieran acabar con la violencia de la guerra serán más efectivas si entienden el panorama de violencia de su sociedad y lo desafían.

Los supervivientes de la violencia de género durante la guerra saben que la reconciliación es imposible sin justicia de género también. Se debe romper el silencio sobre la violencia sexual contra hombres y muchachos durante la guerra. Los movimientos de paz no pueden ignorar cuestiones que tienen que ver con el género y la guerra, como la creciente militarización de las mujeres, las habilidades y liderazgo que las mujeres podrían aportar a la construcción de la paz, y cómo las expectativas de género animan a los hombres a luchar.

¿Por qué es importante la perspectiva de género en nuestro trabajo?

La gente que trabaja por el cambio social a veces asume que estamos libres de los prejuicios interiorizados sobre género y que –por lo tanto– no necesitamos aprender y cambiar. Crear conciencia y cambiar nosotros mismos y las dinámicas internas de nuestra organización sobre cuestiones de género, es una transformación importante tanto personal como organizacional, que actúa en sí misma para desmantelar la violencia estructural de nuestra sociedad.

Es difícil trabajar sobre cuestiones de género porque se trata de todos nosotros y no lo podemos evitar. Al estar directamente afectados tenemos miedo cuando se toca la cuestión. No sabemos cómo enfrentarlo, o no queremos, y sentimos miedo de más conflicto y más división. Es más fácil decir que no es nuestra prioridad. Para animarnos podemos buscar ejemplos para ver dónde otros grupos y movimientos han empezado a hacerse estas preguntas.