Formación en noviolencia: ¿una oportunidad para el cambio social?

Agona Benard and Hülya Üçpinar

¿Alguna vez os habéis planteado qué es lo que tiene que tener un curso de formación en materia de no-violencia para ser fructífero? La no-violencia, es decir, el poder del pueblo para el cambio social, puede tomar diversas formas. Del mismo modo, la formación en no-violencia puede tener enfoques muy diferentes para proporcionar herramientas de lucha contra la injusticia social a personas o grupos. Entre las técnicas empleadas por lxs formadorxs en no-violencia encontramos una variedad de ejercicios: tormentas de ideas, trabajo en pequeños grupos, representaciones (role-plays), presentaciones, debates, material audiovisual... La lista es interminable. Cuando lxs formadorxs imparten talleres de no-violencia, su objetivo principal es generar un mejor entendimiento de todos los aspectos de la no-violencia, cuestionando ciertas prácticas que propician la violencia, tales como la jerarquía. Estos cursos de formación pueden sentar las bases para las evaluaciones de necesidades a muchos niveles, para sensibilizar acerca de una amplia gama de temas, tales como el género/queer, para analizar situaciones/relaciones/dinámicas, diseñar estrategias, organizar campañas y facilitar las herramientas necesarias para llevar a acabo acciones. La formación en materia de no-violencia puede ser un foco de energía, reforzar las dinámicas de grupo y presentar planes de actuación que les permitan tomar medidas contra las injusticias.

La formación en no-violencia proporciona las herramientas necesarias para reforzar a los grupos, desarrollar el espíritu de comunidad, un espacio donde todxs podamos aprender a trabajar mejor juntos para crear movimientos potentes.

La elección de ejercicios para un taller depende del tipo de grupo que necesita la formación. Por tanto, es necesario elaborar un diagnóstico de las destrezas del grupo. También es preciso tener en cuenta su edad, género, idioma, nivel de educación, estatus económico, entre otras aspectos. El tema y la duración del curso dependerán de las necesidades del grupo, los recursos disponibles, la urgencia del problema, la naturaleza de la formación (¿se trata de una formación básica o avanzada? ¿un curso de diseño de estrategias o de elaboración de campañas?). Mientras ponen en tela de juicio las relaciones de poder existentes en nuestras sociedades, lxs formadorxs han de tomar en consideración las relaciones de poder existentes dentro del mismo grupo de formación, especialmente aquellas que surgen de las diferencias entre sexos. No hay duda de que la formación en materia de no-violencia no es tarea fácil. Si creamos un equipo de formadorxs/moderadorxs expertxs y con experiencia en la materia, será posible la creación de un espacio favorable a la empatía, una base sólida para el debate y, por tanto, resultados fructíferos.

Por ejemplo, en Kenia, los esfuerzos conjuntos de formadorxs del Reino Unido y activistas por la paz locales dieron lugar a la introducción del programa Turning the Tide (literalmente, “cambiando la corriente”), un programa de rápido crecimiento sobre no-violencia. Todo comenzó con una evaluación de necesidades tras la violencia pos-electoral que se vivió en 2007-2008. Diversas organizaciones pacifistas había trabajado muy duro para reducir la tensión de la situación, pero seguía imperando una necesidad urgente de responder a los problemas que se encontraban en la raíz de las repetidas escenas de violencia vividas durante las elecciones. Una vez realizada esta evaluación de necesidades, se redactó un documento de reflexión y se diseñó el programa. En 2010 se presentó ante un equipo de expertos de Kenia occidental, obteniendo muy buenos resultados. Tras un curso intensivo de dos semanas, los participantes comenzaban a reflexionar de forma diferente y despertó en ellxs un gran interés por las campañas no violentas. Lo que ocurrió después fue extraordinario. Lo formadorxs expertos movilizaron a sus comunidades y denunciaron algunas de las injusticias sociales existentes. Empezaron con movimientos a pequeña escala, ejerciendo presión hasta obtener resultados. Las personas expertas, formadas y encargadas, pudieron combatir el mal liderazgo y, poco a poco, transformaron las comunidades para hacer que sus dirigentes fuesen responsables de sus actos.

Cabe destacar una campaña en la que los estudiantes de una universidad pública querían reclamar un reparto justo de las becas de estudios. El curso de formación de dos horas que se organizó para ello y fue impartido por expertxs tuvo un gran impacto. Los formadorxs introdujeron el concepto de no-violencia y realizaron algunos de los ejercicios para la formación en la materia, tales como la línea espectral de la no-violencia, el ejercicio “una acción es no violenta si...”, los pilares de la no-violencia, el velocímetro socal, etc. Durante la noche, los estudiantes se preparaban para garantizar que todxs adherían los principios de la no-violencia. Al día siguiente organizaron una marcha a la oficina electoral local, con un memorándum que incluía sus reivindicaciones. Cantaban canciones religiosas para darse fuerza, llevaban pancartas explicando su lucha y tenían documentación acreditativa. Durante el camino, algunas personas de la comunidad se unieron a ellxs, atraídas por su manera de actuar y que compartían las causas de su lucha. Al final del día los dirigentes locales accedieron a recibirles y respondieron inmediatamente a sus peticiones.

 

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