El poder que queremos

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Cecilia Moretti

No es fácil pensar en el poder que queremos, sobre todo cuando creemos en la libertad y estamos contra todo tipo de autoritarismo. Se hace más difícil aun porque la palabra poder ha estado contaminada con el autoritarismo y la dominación a través de los distintos siglos de la historia de la humanidad. Cuando se habló de poder en la mayoría de los casos se habló de del poder del poder de los gobernantes que sustentaron el mismo en la apropiación de los bienes comunes como la tierra y los recursos naturales, para usarlos en su propio beneficio. Esta historia se repita desde los tiempos primitivos en que las tribus se hicieron sedentarias y empezaron a disputar tierras con sus vecinos ocupándolas por la fuerza y desplazando a los otros, no sólo ocupando bienes materiales sino también apropiandose de personas y convirtiéndolas en esclavas. En este momento también surgieron las guerras.

Este panorama sigue repitiéndose en la actualidad donde unas cuantas empresas multinacionales controlan el poder económico y el político, poniendo a todo el mundo a sus pies. El mundo globalizado es su territorio a donde se mueven en busca de mercado y dónde vender y mano de obra barata para explotar. Todo está cada vez más subordinado a su afán de lucro y ganancia.

Este poder se basa en el control de unos pocos, en el egoísmo, el individualismo, la competencia, el ejercicio de la violencia a todos los niveles y en la explotación.

Sin embargo a través de toda la historia de la humanidad existió siempre otro poder gracias al cual pudieron cambiarse situaciones de injusticia; frente a la muerte, surgió como poder de la vida; frente a la destrucción de las guerras y la violencia como poder constructivo; frente al individualismo como una tarea comunitaria y solidaria.

Gandhi decía: "el poder de cambiar reside en el pueblo". Algunas de las filosofías orientales dicen: "el poder de cambiar reside en nosotros; esto apunta no sólo de poner obstáculos externos a nuestra libertad a fin de dominarnos, sino que nos metió obstáculos internos que a veces nos atan mucho más, nos metió antivalores: el patriarcado, el individualismo, el egoísmo, la competencia, el consumismo, la discriminación, el afán depredador entre ellos del medio ambiente; nos preparó para la sumisión a la pasividad, para que nos mantengamos conformes y no reacciones ante su poder. A veces muchos de esos antvalores han sido los obstáculos más grandes en la práctica de las revoluciones sociales y políticas.

También nos metió en la cabeza que el único poder es tratar de imponernos sobre el otro o la otra.

Nosotros concebimos el poder como capacidad que tenemos como seres humanos, a veces dormida, de gran riqueza y creatividad, pues cada uno tiene diferentes tipos de poderes. Los no-violentos, los no autoritarios, creemos no en el poder de dominación si no en el poder de la libertad, en el poder de decidir en forma autónoma y solidaria, en el poder de cambiar las situaciones de injusticia, en el poder del trabajo conjunto, en tomar y hacer conciencia, de que el poder de cambiar reside en nosotros. Podemos quitar el poder a las empresas consumiendo menos o de diferente manera, seleccionando lo que consumimos, comprando a productores pequeños e independientes y no y grandes empresas. Podemos dejar de pagar impuestos para sostener un gobierno corrupto que ataca a otros pueblos invadiendolos o vendiendo armas para provocar peleas o que viola nuestros derechos, gobierno que siempre tiene el monopolio de las fuerzaz armadas. Podemos recuperar u ocupar tierras que han sido apropiadas por unos pocos, cultivándolas, poniéndolas al servicio de los campesinos que las trabajan como el Movimiento de los Sin Tierra en Brasil, o los aborígenes de diferentes países. Toda la vida personal y social se puede desarollar de tal forma que no hay ningún tipo de cooperación con este poder. Este poder trata de apropiarse de nuestros poderes, ej. El de producción, pero en esta apropiación estos poderes nuestros disminuyen. Si pudiéramos actuar con entera libertad, podríamos hacer mucho más.

No creemos que la toma del poder con sus características de dominación solucione los problemas, enfrentando a los dominados y convirtiendonos luego en lo mismo. Este tipo de poder corrompe y sus valores y formas de actuar se internalizan, repitiéndose luego en la acción de los mismos modelos. Tenemos demasiados ejemplos de revoluciones sociales que aountaron a la toma del poder, que pronto fue controlado pro un grupo, convirtiéndose en dominador de los demás.

Para nosotros, poder es más bien sinónimo de acción creadora, de cambiar situaciones, de aprovechar recursos, de mejorar las relaciones humanas para mayor bienestar de todos; es la creación de formas de organización con diversos objetivos, de forma pluralista y horizontal, en que todos actuén y decidan respetandose mutuamente, pudiéndose allí llevar a cabo fines individuales y colectivos.

Frente a las grandes organizaciones, las pequeñas, frente a lo macroeconómico, político y social, lo local; frente al Estado las comunidades, frente a la centralisación la décentralización y la diversificación.

Cecilia Moretti es miembro del consejo de la Internacional de Resistentes a la Guerral

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