Los usos de la noviolencia a través de la Historia

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Echa un vistazo a la historia de tu país y encontrarás episodios de acción noviolenta: manifestaciones, huelgas, boicots, u otras formas de no-cooperación popular. Las causas variarán desde los derechos de los trabajadores y campesinos, libertad para los esclavos, derecho al voto para las mujeres o para la gente sin propiedades, igualdad racial, igualdad de género, hasta liberarse de una ocupación. En pocas palabras, las causas abarcan una gran variedad de formas de injusticia y dominación. Sin embargo, los movimientos sociales no debatieron sobre las acciones noviolentas como estrategia consciente para la transformación social hasta el siglo XX, y en particular hasta las campañas de Mohandas Gandhi en Sudáfrica y la India.

Gandhi estaba convencido de que la noviolencia tenía un poder especial, tanto por el impacto que producía en la gente que se involucraba en la acción, como en aquéllos a quienes iba dirigida la acción. El vio que la solidaridad social puede superar los esfuerzos por dominar, explotar, u oprimir una población. También creía que no era suficiente sólo el oponerse a un adversario echándoles la culpa de todo, sino que la gente debe asumir sus responsabilidades yexaminar su comportamiento. La libertad y la justicia no pueden sólo exigirse sino que también tienen que practicarse y ser la base sobre la que se construye el movimiento.

Gandhi escribió una gran cantidad de artículos desarrollando sus ideas sobre la noviolencia. No fue el primero en observar que los que gobiernan dependen de la colaboración de los gobernados, pero él situó está cuestión en el centro de sus estrategias de resistencia civil: “el primer principio de la noviolencia”, escribió una vez, “es la no-cooperación con que sea humillante”. Gandhi no fue el pensador más sistemático sobre la noviolencia, prefería hablar de su experiencia como “experimentos con la Verdad” pero insistió en varias cosas fundamentales. Una era la necesidad de campañas para mantener una disciplina noviolenta. Otra fue la importancia central de actividades constructivas dirigidas a resolver los problemas entre la población (para más información, ver “Programa constructivo”, p. X). Para Gandhi en el contexto de una India colonizada, este programa constructivo se amplió hasta incluir la reducción de la hostilidad interreligiosa, de la discriminación de género y de casta, la superación del analfabetismo y a la ignorancia en temas de salud, y promoción de la autosuficiencia en la producción de alimentos y ropa.

La mayoría de los participantes en las campañas iniciadas porGandhi compartían sólo algunos de sus principios; estaban dispuestos a usar la noviolencia para liberar a la India del colonialismo británico, pero pocos tenían un compromiso total con la noviolencia como estilo de vida. De hecho, la mayoría de los líderes políticos convencionales dieron sólo una importancia simbólica al programa constructivo. Este modelo se ha repetido frecuentemente: la acción noviolenta ha sido efectiva cuando ha sido usada por amplios movimientos donde la mayoría de los participantes aceptan en la práctica la noviolencia como la estrategia apropiada para su situación, pero sólo una minoría expresa un compromiso filosófico. El ejemplo de la lucha por la independencia de la India ha tenido una enorme influencia en otros movimientos contra el colonialismo, especialmente en África; gente proveniente de una gran variedad de situaciones empezó a estudiar qué es lo que hace efectiva la noviolencia y cómo puede ser usada incluso más eficazmente. Sesenta años después de la muerte de Gandhi, los activistas de la noviolencia están todavía “experimentando con la verdad”, y la especialidad que estudia lo que hace que la noviolencia sea eficaz ha crecido.

“Qué” funciona “dónde”

El estilo de la noviolencia varía mucho según el contexto. Desde que se acuño la expresión “poder popular” cuando fue derribado en 1986 el régimen de Marcos en las Filipinas, y especialmente desde la caída de Milosevic en Serbia en 2000, algunos observadores han hablado de “una plantilal de acción”, consistente en acción noviolenta popular para derrocar un régimen autoritario y corrupto que intentaba ganar las elecciones fraudulentamente. Por supuesto que hay similitudes entre la caída de Milosevic y los episodios del “poder popular”en otros lugares. De hecho, algunos de los serbios que usaron la noviolencia tan creativamente contra Milosevic, ahora están involucrados en la formación de otros movimientos. Sin embargo, en cada situación, los movimientos tienen que hacer su propio análisis de lo que es apropiado y lo que funcionará.

Mucha gente no cree en el poder de la noviolencia contra regímenes arraigados y brutales. En estos casos cualquier resistencia posiblemente será difícil. La noviolencia no ofrece una “solución rápida” en estas situaciones –ni tampoco el conflicto armado. Algunos movimientos idealistas han optado por el conflicto armado y han acabado encontrándose más y más separados del pueblo, usando la extorsión y el secuestro para seguir adelante, y en pocas palabras, degenerando en bandas armadas. La noviolencia pretende actuar de otra manera. Se pueden promover procesos de cambio profundo ampliando los espacios sociales que un movimiento puede ocupar, y dando voz a lo que el régimen impide que sea dicho. La acción noviolenta frente a la tortura, las “desapariciones”, y las brigadas de la muerte en varios lugares de América Latina en los años 70 y 80 se centró en reconstruir una solidaridad social que pudiera vencer el miedo.

En el desaparecido bloque Soviético, muchos se mostraban cautelosos sobre el tema de la resistencia para evitar provocar la represión o una intervención militar. En 1970, en Gdansk, Polonia, cuatro huelguistas fueron asesinados; por eso cuando en 1980 se formó Solidarnosc, los huelguistas de Gdansk evitaron los enfretamientos en la calle, encerrándose en sus astilleros. Ellos querían una sociedad diferente, pero limitaban sus reivindicaciones a un primer paso fundamental: el reconocimiento de los sindicatos libres. Era un objetivo limitado alrrededor del cual todos los trabajadores polacos podían unirse. Los intelectuales polacos describieron este fenómeno como “la revolución auto-limitada”. A pesar de tanta precaución, el poder de movilización de Solidarnosc asustó al régimen hasta tal punto que se impuso la ley marcial y se encarceló a muchos activistas. Pero al cabo de unos años, llegó el momento de ir más allá de estos límites auto-impuestos, de exigir más, y de arriesgarse a realizar acciones noviolentas más provocativas, no sólo en Polonia sino en todo el bloque soviético.

La mayoría de los lectores de este Manual vive en sociedades que tienen más “libertad de expresión” que bajo el comunismo soviético o las dictaduras militares de Latino américa, pero en las que los activistas se quejan de “apatía” social mientras el público es bombardeado con publicidad para hacernos consumir más.

En nuestras sociedades la violencia probablemente es escondida o aceptada como parte del “status quo”, de cómo son las cosas. Esto incluye diferentes formas de violencia de estado que van desde las armas de destrucción masiva a la violencia de marginación social y la devastación medioambiental, y la violencia de los titiriteros que mueven hilos a distancia por todo el planeta.

En estas situaciones, los movimientos sociales tienen una amplia gama de acciones para elegir, y límites que cambian continuamente. Acciones que abrieron camino ayer hoy son mera rutina. Incluso lo transgresor ha sido asimilado.

El papel de los pacifistas

Nosotros en la IRG asumimos la noviolencia por principio. Reconocemos que este compromiso nos convierte en minoría y nos obliga a trabajar con gente que no necesariamente comparte nuestros principios pacifistas. Queremos mirar más allá de la retórica o de las tácticas de impacto a corto plazo para desarrollar formas de noviolencia activa que cuestione los sistemas de opresión y busquen el desarrollo de alternativas. Esto implica que tenemos que plantear objetivos que convenzan a un sector de población más amplio que sólo el de los pacifistas o antimilitaristas, así como también usar métodos y formas de organización que sean atractivas a personas que no necesariamente tienen una filosofía pacifista.

Precisamente porque los pacifistas nos negamos a usar la violencia para conseguir nuestros objetivos, necesitamos invertir nuestra energía creativa en desarrollar alternativas noviolentas. Históricamente, los pacifistas han jugado un papel vital e innovador en los movimientos sociales, desarrollando métodos noviolentos de acción tanto a nivel de tácticas como en formas de organización. Por ejemplo, la primera “marcha por la libertad” contra la segregación racial en la década de los 40 fue una iniciativa pacifista, como lo fue la acción noviolenta británica contra las armas en los 50. El uso creativo de la noviolencia de estos grupos abrió espacios para un uso mucho más generalizado de la noviolencia por los movimientos de masas que siguieron. A continuación vino la introducción de los entrenamientos en noviolencia, inicialmente preparando gente para el tipo de violencia que se pueden encontrar en protestas violentas. Posteriormente el entrenamiento noviolento ha jugado un papel esencial en el impulso a formas más participativas de organización de movimientos.

Gandhi y Martin Luther King Jr. se convirtieron en figuras tan importantes dentro de sus propios movimientos, que algunas personas tienen la impresión de que el éxito de la noviolencia depende de unos líderes “carismáticos”. Sin embargo, para nosotros en la IRG, la acción noviolenta es una fuente de fortalecimiento social que potencia las capacidades de todos los participantes sin depender de líderes sobrehumanos. Por tanto hemos abogado por formas más participativas en la toma de decisiones, hemos promovido la adopción de formas de organización basadas en grupos de afinidad(ver p.X), y la ampliación de la formación en noviolencia (ver p.X) para incluir herramientas de valoración y desarrollo de estrategias participativas.

Organizándose

Algunas veces, parece que la noviolencia simplemente ocurre, que miles de personas convergen para hacer algo. Pero normalmente eso supone organización, especialmente si la acción no es una simple reacción a algún acontecimiento publicado en todos los medios de comunicación sino un paso en la campaña, un esfuerzo para establecer una agenda para el cambio social. La imagen desde externa puede ser la de un grupo de gente más o menos homogéneo. Sin embargo, más de cerca, se puede ver cómo el movimiento está formado por varias redes que trabajan a través de circunscripciones particulares, por distintas organizaciones con sus propios temas y prioridades, por diferentes campañas interrelacionadas enfocando distintos aspectos de una cuestión. Las actitudes, los métodos de organización, y las formas de actuar noviolentas potencian la habilidad de estos diversos elementos para actuar conjuntamente y ganar nuevos miembros.