Una Visita a Turquía en Tiempos de Opresión y Guerra

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Rudi Friedrich

De primera vista el hecho de que Turquía está en guerra no se nota mucho en Estambul.

Una fila larguísima de turistas está esperando frente al control de pasaportes. Todo va en orden, normal. Pero quien viaja en metro, le toca cambiar muchas veces trenes en la estación de Yenikapi, donde se encuentra una exposición que exalta la guerra y los militares.

La exposición está titulada “Çanakkale tiene un mensaje para Afrin”. Muestra objetos de la guerra de Gallipoli, ubicados en la provincia de Çanakkale, Turquía, en donde, hace más de 100 años el imperio otomano ganó una batalla contra las fuerzas armadas británicas y francesas. La exposición pinta la guerra actual de Afrin como una continuación de esta guerra y pretende, que el imperio otomano está encaminando su resurrección.

La visita a Estambul fue realizada como grupo de trabajo de la red internacional, antimilitar y no violenta de Resistentes a la Guerra (IRG) entre el 19 al 25 de marzo de 2018. El grupo de trabajo ‘Turquía’ se constituye en miembros de Connection e.V., Bund für Soziale Verteidigung (BSV), International Fellowship of Reconciliation (IFOR) Austria y activistas en Turquía. El grupo se formó durante los periodos violentos del conflicto en 2015/16 cuando proclamamos la exigencia de romper el círculo de violencia en Turquía. Está vez el grupo quería encontrarse con activistas de paz y de derechos humanos en Turquía para conocer de primera mano sus situaciones y sus planes y acciones en referencia a la guerra en Afrin y la situación tensa de los derechos humanos en general.

Después de esta semana en Estambul tenemos que destacar que el continuo empeoramiento de la situación en el marco de los derechos humanos atemoriza. Desde el inicio de las operaciones militares en el norte de Siria simplemente pronunciar la palabra “paz”, criticar la guerra en Afrin o exigir la reanudación del proceso de paz con la población kurda se ha puesto muy complicado para l@s activistas en Turquía. Varios miembros del Colegio de Médicos fueron detenidos justo después de haber publicado un comunicado sobre la guerra en Afrin. A consecuencia de ello varias organizaciones decidieron abstenerse de declaraciones públicas. Desde que autoridades turcas empezaron a investigar pronunciamientos en los medios sociales, activistas ya no dejan comentarios en sus cuentas.

Lo que queda públicamente, son narrativas de medios conformes turcos. Muestran un amplio apoyo del régimen Erdogan y de la guerra. La oposición contra la guerra es casi invisible.

Sin embargo el grupo de trabajo detectó, que el apoyo amplio para la guerra en Afrin encontrado en los medios turcos, no ha sido tan amplio. Organizaciones de derechos humanos han sido diariamente consultadas por varones que no querían participar en esta guerra. No obstante del comportamiento bruto de la policía unos estudiantes de la Universidad de Bosphorus, Istanbul, se atrevieron colocar un pendón que dice “NO” a la guerra. Inmediadamente después de la acción el presidente de Turquía llamó a 10 estudiantes traidores y terroristas y poco después fueron detenid@s - acusados de 'hacer propaganda para una organización terrorista'.

Activistas de paz y de derechos humanos en Turquía tienen muy claro, lo que se debería hacer desde el extranjero: Que se pare cualquier tráfico de armas ya.

La Unión Europea sigue apoyando Turquía activamente. Una segunda parte de tres mil millones de euros del acuerdo de refugiados se mandará a Turquía. Los 80 millones de euros pagados para reforzar las patrullas en las fronteras fueron invertidos por Turquía en vehículos blindados. Y el tráfico de armas sigue. Solamente Alemania exportaba desde el inicio de las operaciones en Afrin munición y otros bienes que ascienden un valor de 4.4 millones de euros. Al parecer la liberación del periodista Deniz Yücel fue pagada por Alemania con 31 licencias para exportaciones entre diciembre 2017 y enero 2018, probablemente de tanques. L@s activistas de Turquía comentaron todo esto muy claro:

“Sobre todo las armas que provienen mayormente de Alemania, España, Italia y Rusia, han sido la causa de la guerra en Afrin y la opresión en Turquía, especialmente en las regiones kurdas. Mientras que existan países, que venden armas , estas se utilizarán para opresión y violaciones de derechos humanos. Un paso importante para detener esto, es un alto inmediato del tráfico de armas!” Nosotr@s queremos añadir lo siguiente: El apoyo persistente al gobierno turco con dinero y armas como legitimación de su política de opresión, de violaciones de derechos humanos y de guerra tiene que acabar ya.

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Rudi Friedrich, Connection e.V.

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