Declaración sobre la intervención militar de Turquía en el norte de siria

Human Rights Foundation of Turkey

Desde el 20 de enero de 2018 el ejército turco ha estado llevando a cabo una operación en Siria llamada «Rama de Olivo». Los informes de la región muestran el coste humano de esta operación, que continúa en marcha, incluyendo cientos de muertos y heridos, y cómo ha impulsado aún más el conflicto en la región.

Mientras tanto, los informes que llegan desde Turquía hablan de una creciente opresión de las voces disidentes que se oponen a la guerra. Estas incluyen a cientos de personas que han sido retenidas o detenidas por sus publicaciones en las redes sociales criticando al gobierno y su intervención militar, así como la retención y la detención de personalidades destacadas como los miembros del consejo de la Asociación Médica de Turquía que se opusieron a la operación militar declarando que «la guerra es una cuestión de sanidad pública».

La Internacional de Resistentes a la Guerra se solidariza con los activistas en Turquía que apoyan la paz y se oponen a la guerra en Siria, Turquía y otros lugares. A continuación se encuentra la declaración de la Asociación de Derechos Humanos y la Fundación de Derechos Humanos de Turquía, que respalda el Grupo de Trabajo de Turquía de la IRG, sobre la operación militar en el norte de Siria.

¡La guerra mata! ¡No a la guerra! ¡Queremos la paz!

Las declaraciones de la autoridad política turca sobre la intervención militar en Afrin, en tierras sirias, pasaron a ser una guerra caliente el 20 de enero de 2018. La operación aérea en Afrin se inició después de las declaraciones del Presidente de la República y de miembros del Estado Mayor. Además, se entiende por las imágenes de la prensa, que el asalto terrestre también se lanzó junto con la participación del llamado Ejército Libre Sirio (FSA) que consistía en grupos paramilitares indescriptibles que fueron transportados a tierras sirias a través de Turquía.

En nuestras declaraciones anteriores advertimos a la autoridad política y anunciamos nuestra postura en contra de la entrada en una guerra tan atroz.

Aunque existe un intento de pasar por alto algunos hechos claros de la guerra, nos gustaría compartir una vez más la verdad básica y habitual:

La guerra mata, mutila, causa inmigración, afecta especialmente a los niños, mujeres, personas LGBTI; es la fuente de violaciones graves de los derechos humanos, en especial la tortura; conduce a traumas profundos en los mundos emocionales de las sociedades que son traspasados a las nuevas generaciones; la guerra supone la destrucción ecológica y acaba con las fuentes económicas.

Concretamente nos gustaría compartir con el público que existen cuestiones en la declaración hecha por el Estado Mayor el 20 de enero de 2018, que no satisfacen a la opinión pública democrática y son contrarias a la ley y la legitimidad.

En primer lugar, para que Turquía pueda llevar a cabo una intervención militar en tierras sirias e iraquíes, todo el mundo sabe que es necesaria una decisión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. El artículo 91 de la Constitución así lo exige. La autorización emitida por el Gobierno para el uso de la fuerza no es suficiente para realizar esta acción. En la declaración del Estado Mayor, se atuvieron a las resoluciones del CSNU en lo que respecta a la lucha contra el terrorismo. Sin embargo, estas resoluciones no se contemplan en el caso de organizaciones declaradas por el CSNU como organizaciones terroristas. Como bien sabe el Estado Mayor, el llamado Daesh sirve como justificación de la operación. Sin embargo el mundo entero sabe que Daesh no está presente en Afrin. En este caso, la ofensiva militar en otro país utilizando como justificación organizaciones que no se encuentran en las resoluciones del CSNU, no es válida ante la opinión pública ni ante la ONU. Además, las amenazas y los ataques de Afrin hacia Turquía deben presentarse de manera concreta. Tal ataque (quitando los hostigamientos en la frontera) no ha sido declarado al público. Por lo tanto, la base para el Artículo 51 de la Carta de la ONU no se cumple.

También es sorprendente que la justificación de una ofensiva, que significa una declaración de guerra, fuese anunciada por el Estado Mayor. El Parlamento y el Gobierno en realidad están desactivados.

La declaración del Estado Mayor indica que se tomarán todas las precauciones para evitar víctimas civiles. Sin embargo, como resultado de la ofensiva realizada, las noticias e imágenes mostradas en los diversos medios de comunicación de decenas de heridos y muertes civiles plantean profundas preocupaciones. Turquía es firmante de los Convenios de Ginebra y debe ser consciente de la responsabilidad de sus acciones. Quisiéramos compartir una vez más nuestra preocupación de que las eventualidades en Afrin, donde viven cientos de miles de personas, puedan dar lugar a una catástrofe humanitaria.

Como se ha indicado anteriormente, nos gustaría declarar que la amenaza necesaria para que Turquía ataque la región de Afrin no está concretamente disponible. Se tiene la impresión de que Turquía inició una acción belicista que puede conducir a gran sufrimiento para que la autoridad política en Turquía continúe con su carácter opresivo y autoritario y su estado de emergencia. El evaluar como una amenaza que el gobierno establecido por las comunidades esté compuesto de parientes y familiares de los pueblos kurdos y alewitas que viven en Turquía junto con otros pueblos, es contrario a la democracia y los derechos humanos. Esta situación puede dar lugar a una profunda polarización entre los pueblos que desean convivir con la paz en Turquía y poner en peligro la paz interna del país. Invitamos a la autoridad política a que retroceda en sus acciones bélicas lunáticas. Llamamos a la autoridad política una vez más a que:

Dé marcha atrás en las políticas basadas en la guerra y en conflictos dentro y fuera del país. Existe la oportunidad de vivir juntos con todos los pueblos y creencias dentro del alcance de las reglas democráticas, siempre y cuando la voluntad de solución de estos problemas se demuestre de manera pacífica y democrática. Al igual que muchos otros casos en el mundo, Turquía necesita una resolución de conflicto verdadera para solucionar la cuestión kurda.

Convirtiendo el proceso del intento de golpe de estado del 15 de julio de 2016, el cual fue reprimido con éxito, en un contragolpe y gobernando el país a través del Estado de Emergencia desde el 20 de julio de 2016, la autoridad política confrontó al país con un hecho consumado y lo arrastró a un guerra caliente, ahora justificando sus acciones según el gobierno de los cantones sirios. A menos que la autoridad política se retracte de estas políticas, es evidente que Turquía será gobernada de acuerdo con el estado de guerra. Bajo estas circunstancias no habrá nada que decir con respecto a los derechos humanos y la democracia.

Llamamos a la opinión pública, en especial a los movimientos e instituciones de derechos humanos de Turquía y del mundo a poner fin a esta guerra antes de que se extienda y a tomar la iniciativa y medidas para solucionar los problemas a través del diálogo y la negociación.

¡Defendemos la paz en contra de la guerra!

¡Deliberadamente decimos paz!

ASOCIACIÓN DE DERECHOS HUMANOS

FUNDACIÓN DE DERECHOS HUMANOS DE TURQUÍA

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